El revés que había supuesto para la URSS el fracaso
del bloqueo de Berlín se vio compensado por un acontecimiento
que cambió de forma decisiva el equilibrio estratégico mundial: el 29 de agosto
de 1949 la URSS experimentó su primera bomba atómica. De repente, el
monopolio atómico norteamericano había desaparecido, mucho antes de lo que la
mayoría de los analistas habían pronosticado.
Una "segundo bomba" se abatió muy pronto sobre el equilibrio
entre los nacientes bloques enfrentados: tras dos años de renovada guerra
civil, el 1º
de octubre de 1949 las tropas comunistas de Mao Zedong entraban victoriosas en Pekín,
proclamando la República Popular China. Las tropas nacionalistas de Chiang Kai
Chek huyeron a la isla de Taiwan donde establecieron un
régimen dictatorial pro-occidental protegido por EE.UU.
En 1950, Mao viaja a Moscú donde
concluye diversos acuerdos con la URSS, entre ellos una alianza militar por
treinta años "contra Japón o cualquier agresor unido a Japón". El
paso del país más poblado del mundo al campo comunista traumatizó al mundo occidental
y especialmente a la opinión norteamericana. No obstante, la concordia
entre Moscú y Pekín será efímera, abriéndose en el medio plazo un nuevo cisma
en el mundo comunista mucho más importante que el que habían
protagonizado Tito.
La primera víctima de la guerra
fría fue el
pueblo coreano. Por primera vez, el enfrentamiento entre el bloque occidental y
el bloque comunista vino a concretarse en "una guerra caliente".
La guerra de
Corea hunde
sus orígenes en el reparto en dos zonas de ocupación de este antiguo
protectorado japonés tras la derrota del régimen de Tokio en 1945. Separadas
por el paralelo 38º, la ocupación soviética y norteamericana dio lugar al
nacimiento de dos regímenes radicalmente enfrentados. Corea del Norte,
una dictadura comunista pro-soviética bajo la mano de hierro de Kim il
Sung y Corea
del Sur, una dictadura de derechas pro-norteamericana bajo la dirección de
Syngman Rhee. Cuando las potencias ocupantes se retiren en 1948, la URSS, y en
1949, EE.UU., dos estados antagónicos quedaron frente a frente.
El conflicto se inició con la agresión norcoreana en junio de 1950 a la
que respondió la intervención norteamericana en septiembre de ese mismo año. En
octubre, tropas chinas entraron en la península en ayuda de Corea del Norte, lo
que finalmente llevó una estabilización de los frentes a partir de 1951.
Para romper este empate táctico, el general MacArthur, al frente de las tropas
norteamericanas que luchaban bajo el pabellón de la ONU en Corea, llegó a
proponer el uso de la bomba atómica y el ataque a China. Estas propuestas
precipitaron la reacción del presidente Trumany fue
sustituido por el general Ridgway en abril de 1951. Se asistía así de nuevo a
lo que ya se había visto en el bloqueo de Berlín: a lo largo de
la guerra
fría, las
dos superpotencias fueron prudentes cuando se entrevió la posibilidad de un
enfrentamiento directo entre ambas.
Finalmente, poco después de la muerte de Stalin, en julio de 1953, se firmó el Armisticio
en Panmunjong. Se acordó una nueva línea de demarcación que serpentea en
torno al paralelo 38º.
La guerra de
Corea dio
dimensión mundial a la guerra
fría y
convirtió a Asia en uno de sus escenarios principales. En adelante, conflictos
de tipo colonial como la guerra de
Indochina,
comenzada en 1946 y en la que la guerrilla del Vietminh luchaba contra la
potencia colonial francesa, se transformaron en conflictos insertos en la guerra
fría.
Estados Unidos, donde el conflicto había alentado
la histeria anticomunista orquestada por el senador McCarthy, inició un importante rearme
ante el convencimiento del carácter expansionista del comunismo y la evidencia
de que los soviéticos poseían la bomba atómica.
Los antecedentes del contencioso
árabe-israelí se remontan a fines del siglo XIX con el nacimiento del movimiento
sionista. El holocausto nazi precipitó la afluencia de judíos a una
tierra que había estado poblada durante siglos por árabes palestinos. Dos
pueblos competían por el control del territorio de la, en aquel momento,
colonia británica de Palestina: 1.250.000 árabes contra 560.000 judíos, venidos
en su mayor parte de Europa y, por consecuencia, con un nivel tecnológico y
económico más desarrollado.
Tras meses de sangrientos disturbios, la ONU acordó
un Plan de Partición de Palestina el 29 de noviembre de 1947.
El territorio de Palestina se dividiría en tres partes: un Estado judío, un
Estado árabe y Jerusalén, internacionalizada y bajo el control de las Naciones
Unidas.

La primera guerra árabe-israelí (mayo
1948-junio 1949) concluyó con la victoria israelí. El nuevo estado judío pasó a
ocupar el 78% de la antigua Palestina en lugar del 55% asignado por el reparto
de la ONU. Los territorios árabes quedaron que quedaron fuera de su control
fueron controlados por los estados árabes vecinos: la franja de Gaza pasó a
manos de Egipto y la Cisjordania y la ciudad antigua de Jerusalén quedó en
poder del reino de Jordania (la antigua Transjordania). La guerra fue una
catástrofe para la población palestina que fue expulsada masivamente de los
territorios israelíes y se refugió en los estados vecinos. Los árabes
palestinos quedaron como una población sin estado.